Por Ayto Miengo
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CERCA DE 700 ÁRBOLES ENCUENTRAN HOGAR EN MIENGO EN DOS ZONAS DE PLANTACIÓN, OCUPANDO UNA EXTENSIÓN DE UNOS 2.000 Y OTRA DE 10.000M2
CONCEJALÍA DE MEDIO AMBIENTE: EL BOSQUE DE LA SUPERVIVENCIA, DUNAS Y CAMPA DE CUCHÍA Sara Gómez y Maite Vélez
Tal vez el mayor paraje singular de Miengo, por lo que ha vivido y su estado actual, son los Humedales de Cuchía: una grandísima extensión de terreno que hoy alberga una gran biodiversidad alrededor de los humedales, en un acto de rebeldía, ya que durante decenas de años fue explotado, en toda la amplitud de la palabra, como cantera de caliza por Solvay.
Desde hace ya muchos años, la actividad de la cantera finalizó y todo ello está inmerso en el plan de recuperación ambiental. Al gran impacto que le supuso a este territorio herido la actividad de la cantera, hay que sumar que, durante mucho tiempo, se usó como vertedero “oficial” de escombros, escorias, restos de derribos y obras… lo que convirtió este paisaje resiliente en el terreno perfecto para convertirse en uno de los mayores plumerales de Cantabria.
Desde nuestra llegada al ayuntamiento de Miengo, en concreto desde la Concejalía de Medio Ambiente, hemos colaborado lo más activamente posible en la recuperación de este espacio junto con la SEO, Solvay, ganaderos, Amica, yeguada de Ibio, vivero de Villapresente y personal propio, así como en su protección y puesta en valor.
En concreto, hemos puesto especial interés en lo que hemos llamado El Bosque de la Supervivencia, todo un homenaje a la tierra herida y su capacidad de sobrevivirnos.
Las labores previas a la plantación han sido largas y arduas. Imaginaros que estamos dentro de una gran montaña, rodeados por piedra que es lo que queda a día de hoy como suelo para albergar vida y qué mejor que los plumeros puede crecer aquí. Durante muchos meses hemos tenido la suerte de tener burros paseando, comiendo y abonando el terreno. Hemos quitado los plumeros, triturándolos para hacer mulch y con ello algo de capa orgánica. Se ha depositado el abono de la yeguada de Ibio, sembrado trébol y vallico, y limpiado la zona más próxima a los cortes de roca para poner en valor los arboles con cierto porte ya existente.
Y al fín, en febrero, pudimos plantar el que será El Bosque de la Supervivencia. Cerca de 200 árboles (Quercus robur, Quercus pirenaica, Quercus ilex ilex, Acer campestre, Sorbus domestic, Alnus glutinosa, Betula pubescens, Fraxinus excelsior, Prunus espinosa, Laurus nobilis, Ilex aquifolium…) crecen tímidos, tiernos pero firmes.
Al otro lado del corte de la antigua cantera, se encuentra otra preciosa zona, ya restaurada y recuperada ambientalmente, pero que también presenta una gran fragilidad por la presencia de plantas invasoras, sobre todo, plumeros y fallopia. A día de hoy, es difícil imaginar que todo este espacio fue agredido de diversas formas, extracción masiva de arena para obras, enorme escombrera… y que, sin embargo, hoy, es todo un lujo disfrutar de la tranquilidad y belleza que recoge.
En este paraje, encontramos un cordón de dunas jóvenes en crecimiento, a las que hemos acordonado para evitar que se pisen y que, poco a poco, vayan creciendo y albergando la biodiversidad propia de las dunas. Las charcas de agua dulce también acogen una buena variedad de aves y especies vegetales. En la zona verde de Cuchía, cerca de la playa de Marzán, en las laderas, donde son más difíciles las labores de mantenimiento y donde es más que necesaria por la alta presencia de plumeros y fallopia, hemos plantado más de 400 árboles de las mismas especies y con estupendo resultado.
Con estas dos plantaciones, el municipio de Miengo alberga casi 700 nuevos árboles que con mantenimiento, cariño y paciencia formaran un bosque en el que perdernos y escuchar a la gran variedad de pájaros que ya revolotean por la zona.
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